Napoleón Bonaparte (1769-1821) tendrá también su parte en la historia del concepto de ideología. Napoleón hizo una meteórica carrera militar, siendo teniente en 1791, gracias a su intervención en la batalla de Tolón es ascendido a general de brigada en 1793. Ya mantenía contacto con Volney, que a la postre sería llamado “ideologue”. En 1794 es acusado de “agente de Robespierre”, cargo del que es absuelto, pasa a Niza y el año próximo ya está de nuevo en París. Tiene una intervención decisiva en la asonada mientras se discute la nueva Constitución y para decirlo brevemente es designado al mando del Ejército del Interior y a los pocos meses, en marzo de 1796 al mando del Ejército de Italia. Por su desempeño en las batallas le es otorgado el título de “Héroe de Italia”.
Y aquí comienza la verdadera historia que nos atañe. El 3 de diciembre de 1797 entra en Paris, triunfante, y lo primero que hace es conectarse con el Instituto Francés de Neufchâteau. Lo reciben en una cena de bienvenida y “habla de metafísica con Sieyés, de política con Gallois, de matemáticas con Lagrange, de poesía con Chenier, pero sobre todo con Daunou el fundador del Instituto”.
Esto le vale que lo designen como miembro del Instituto, en la carta de agradecimiento le escribe al presidente: “La aprobación de los hombres distinguidos que componen el Instituto me honra. Sé muy bien que antes de ser su igual, seré durante mucho tiempo su discípulo …Las verdaderas conquistas, las únicas que no producen pesar son las que se realizan contra la ignorancia. La ocupación más honorable, así como la más útil para las naciones es contribuir a la extensión de las ideas humanas. El verdadero poder de la República francesa debe consistir, en lo sucesivo, en no permitir que exista una sola idea nueva que no le pertenezca” [Fernández Cepeda, J.M.,(1994) “Ideólogos Brumaristas y Napoleón Bonaparte, Revista El Basilisco].
¿Por qué razón este hombre se vuelve contra sus iguales? En su campaña a Egipto el General y los miembros del Instituto obraron de consuno, participando y acompañado, quizá con la sola excepción de Destutt de Tracy. Tal era su compenetración que firmaba sus decretos militares como “General en jefe, miembro del Instituto”. Insta a una nueva Constitución, donde aparece la función de Primer Cónsul, que es ocupada por Bonaparte. Una disputa sobre los planes de educación entre los miembros de segunda clase del Instituto y lo que llamaríamos “el ejecutivo”, que impulsó el estudio de las lenguas clásicas en lugar de las ideologías y las ciencias morales.
La segunda clase de Instituto fue cerrada por Napoleón y sus miembros dispersados en las distintas clases y sus miembros llamados “académicos ateos y republicanos”.
Es entonces cuando Napoleón inicia su campaña contra quienes se le oponen y a quienes llama “ideologues” [el término apareció por primera vez en el “Mensseger des Relations Exterieures]. “Los metafísicos son una clase de hombres a los que nosotros debemos todos nuestros males. “…charlatanes y espíritus confusos y falsos”.
“Hay una clase de hombres que desde hace diez años han hecho … más mal a Francia que los más furiosos revolucionarios. Esta clase se compone de charlatanes e ideólogos. Ellos han combatido siempre la autoridad existente. Después de derrocar la autoridad de 1789, después de parlotear durante algunos meses, y aunque eran muchos y elocuentes, fueron derrocados a su vez. Reaparecieron de nuevo y parlotearon mucho más. Al despreciar siempre la autoridad, aun cuando la tenían en sus manos, siempre la han denegado la fuerza necesaria para resistir las revoluciones; espíritus confusos y falsos, tendrían un poco más valor si hubieran recibido algunas lecciones de geometría”. “Ellos son doce o quince y se creen un partido. Durante cinco o seis días han realizado pesados discursos que se imaginan pérfidos pero que sólo son ridículos … ¿A quién guardan rencor? Al Primer Cónsul … Verdaderamente se han lanzado contra él máquinas infernales, afilado los puñales y suscitado intrigas sin éxito. Añádase a ello, si se quiere, los sarcasmos y suposiciones de doce o quince metafísicos nebulosos. Él [el Primer Cónsul] opondrá todo el pueblo francés a todos estos enemigos” “Es a la ideología, a esta tenebrosa metafísica que, investigando con sutilidad las causas primeras, quiere, sobre estas bases, fundar la legislación de los pueblos, en lugar de apropiarse las leyes en el conocimiento del corazón humano y en las lecciones de la historia, es a ella a quien hay que atribuir todos los males de nuestra bella Francia” [Viffesosse, L. y Bouissounouse, J.,(1969) “L’oposition a Napoleon”, Flammuarion, Paris].
Napoleón trasformó el término “ideología” en un dislogismo, acusando a toda la escuela de Desttt de Tracy.